La Oración Ignaciana es un modo sencillo y profundo de encontrarse con Dios en la vida diaria. San Ignacio de Loyola nos dejó este camino espiritual que ayuda a rezar con la Palabra y a reconocer la acción de Dios en lo más cotidiano.
A continuación, compartimos los seis pasos básicos para guiar tu momento de oración:
1. Me preparo
Antes de comenzar, determino la gracia que quiero pedir: ¿qué busco en este encuentro con Dios?, ¿hacia dónde voy?
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Elijo un texto bíblico o espiritual.
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Pienso en lo práctico: lugar tranquilo, postura, tiempo y metodología.
2. Me dispongo
En el lugar elegido, adopto una postura cómoda y reverente.
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Hago silencio interior y exterior.
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Relajo el cuerpo y concentro la mente.
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Abro el corazón al Dios que habita en mí.
3. Pido la gracia
Le expreso al Señor, con confianza y sencillez, lo que deseo y busco en este momento de oración.
4. Medito
Leo el texto lentamente, varias veces.
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Me detengo en palabras o frases que me llaman la atención.
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Las repito, las saboreo, las hago propias.
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Presto atención a lo que surge en mi interior: sentimientos, imágenes, recuerdos, deseos.
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Relaciono el texto con mi vida concreta.
5. Coloquio
Converso con Jesús, con el Padre o con María, como un amigo habla con otro amigo.
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Comparto lo que experimenté en la oración.
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Para cerrar, puedo rezar un Padrenuestro u otra oración significativa.
6. Examino
Al finalizar, hago una breve revisión de lo vivido:
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Registro por escrito lo que pasó durante la oración.
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Me pregunto:
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¿Qué gracias recibí de Dios?
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¿Qué me ayudó en la oración?
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¿Qué dificultades encontré?
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La Oración Ignaciana no es una técnica rígida, sino un camino personal de encuentro con Dios. Estos pasos te ayudarán a profundizar tu relación con Él en la vida diaria.
Fuente: Jesuitas Argentina y Uruguay