HISTORIA DE LA PARROQUIA NTRA. SRA. DE ITATÍ

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HISTORIA DE LA PARROQUIA NTRA. SRA. DE ITATÍ

Desde 1941, y hasta mediados de los años cincuenta, la devoción a la Virgen de Itatí buscaba un lugar definitivo en esta barriada. Durante ese tiempo, la imagen recorría las casas de las familias, donde de manera esporádica se celebraban misas oficiadas por sacerdotes provenientes de la Parroquia Inmaculada Concepción, pertenecientes a la orden del Verbo Divino.

La familia Rojas, en la actual avenida Rademacher casi Tierra del Fuego, fue quien trajo la devoción de la Virgen al barrio. Frente a su casa se celebraron las primeras misas. La primera de ellas, en 1941, fue presidida por el párroco Rvdo. Juan Peters, gracias a la gentileza de la familia Fretes-Sosa, que ofreció un salón para la celebración.

Con el tiempo, los oficios religiosos continuaron en la chacra 225 con cierta regularidad, aunque laicos y sacerdotes tuvieron que superar numerosos inconvenientes para poder difundir el Evangelio. Más adelante, la familia Sosa cedió una habitación de su casa para la celebración de las misas, aproximadamente en la actual intersección de las avenidas Uruguay y Comandante Espora. Posteriormente, esta misma familia —cuyos descendientes aún viven cerca de la parroquia— donó el terreno donde hoy se encuentran las instalaciones parroquiales: el campito, el playón detrás de la ermita de la Virgen, el salón parroquial y la iglesia actual.

Durante estos primeros años acompañaron a la comunidad los padres Juan Peters, Agustín Gasman, Basilio Martiñuk y Guillermo Beyer. Este último permaneció más tiempo en la zona y, con mucho esfuerzo y sacrificio, logró levantar una capilla en el solar donado por la familia Sosa en la Chacra 31 del Barrio La Rotonda. La capilla fue inaugurada y bendecida el 16 de julio de 1957 por el entonces flamante Obispo de Posadas, Monseñor Jorge Kemerer.

Aquella capilla, de madera pintada de verde, se encontraba ubicada en diagonal atravesando los terrenos que hoy forman parte del salón parroquial y el playón. El padre Guillermo Beyer celebraba allí las misas, y aún se lo recuerda llegando en bicicleta a pesar de su avanzada edad.

Comunidad Frente a la Capilla de madera
Foto: 1969 – Comunidad Frente a la Capilla de madera

Así comenzó a consolidarse la comunidad, gracias al aporte de familias como los Klein, Boichuka, Galeano, Hardaman, Drindak, Ursulak y muchas otras.

Además de los sacerdotes ya mencionados, también estuvieron presentes los padres Juan Klorus, Esteban Heritz, Fabiano Canteros, José Amarilla, Guillermo Haffner, Juan Lamber, Simón Inza Iriarte, entre muchos otros que contribuyeron al crecimiento socio-religioso de la zona.

Con gran entusiasmo se conformó una comisión pro-templo para coordinar los esfuerzos de construcción y mantenimiento de la capilla. El padre Teodoro Van Leest, capellán y asesor general, aportó enormemente tanto en lo espiritual como en lo material, gestionando ayuda económica desde Holanda. Gracias a este esfuerzo se construyó el salón que hoy es el templo parroquial, inaugurado el 8 de septiembre de 1968.


Una nueva misión: la llegada de los Jesuitas

Por iniciativa del Obispo de Posadas, Monseñor Jorge Kemerer, se gestionó con la Compañía de Jesús (fundada por San Ignacio de Loyola) la llegada de los padres jesuitas a Misiones. Para ello, Monseñor Kemerer viajó a Paraguay y, junto al Padre Provincial de la Provincia Jesuita de ese país, logró que varios sacerdotes —en su mayoría españoles— vinieran inicialmente a celebrar oficios religiosos, hasta poder establecerse de manera permanente.

En 1969, sin resistencia por parte de los vecinos, la capilla fue entregada a los jesuitas. En este momento pasó a ser oficialmente Parroquia Nuestra Señora de Itatí, siendo su primer párroco el P. Manuel Pérez Sesé SJ, a quien sucedió en 1970 el P. Marino León SJ. En 1978 fue designado párroco el P. Joaquín Piña SJ y en 1982 el P. Francisco Fernández.

El Padre Marino León SJ fundó el primer consejo parroquial con el fin de organizar la nueva parroquia en la chacra 31. Entre sus principales iniciativas se cuentan la creación de Cáritas parroquial, la Legión de María y otros apostolados.

En ese entonces, la Parroquia Nuestra Señora de Itatí contaba con una vasta extensión territorial. Dentro de ella comenzaron a formarse comunidades como: Santa Rosa de Lima, Santa Lucía, San Jorge, San Lucas, San Marcos, San Lorenzo, Jesús Nazareno, San Juan Evangelista, San Francisco Javier, San Ignacio de Loyola, María Auxiliadora, Cristo Rey, Virgen de Caacupé, San Isidro Labrador, San Expedito, San Gabriel, San José Obrero, San Mateo, Ntra. Sra. de la Asunción, entre otras. También se sumaron las comunidades vinculadas a la Escuela Provincial N.° 84, el Barrio Manantial y el Barrio Los Patitos. Asimismo, en la jurisdicción parroquial estaban incluidas lo que hoy conocemos como las iglesias de San Roque González y Virgen de los Dolores, entre otras.


La Peña Familiar el Pindó y la Serenata a la Virgen de Itatí

Entre 1971 y 1972 comenzó a gestarse la peña familiar El Pindó, iniciativa que nació en el seno del consejo parroquial como un espacio cultural y comunitario. Según consta en las actas de ese tiempo, ya en marzo de 1971 se proponía organizar las instalaciones parroquiales para ofrecer comodidades a la peña, junto a otros proyectos como un quincho y una cancha de fútbol. Poco después, en abril de ese mismo año, representantes de la peña, junto al Padre Marino León SJ y miembros de la comisión directiva, participaron de una reunión en la Dirección de Cultura, donde se reconoció el valor del movimiento y se ofrecieron préstamos, subsidios y donaciones para impulsar su desarrollo, formalizando así un espacio rico en folklore y cultura popular.

Los registros también señalan la colaboración concreta de vecinos como el Sr. Solari, que consiguió la paja para el techo del quincho, y el Sr. Edmundo Maloski, que aportó clavos y alambres, mientras otros se encargaban de proveer y colocar tacuaras. Estos esfuerzos, junto con el aporte mensual de socios, rifas, festivales y kermeses, fueron fundamentales para sostener la vida parroquial que crecía con entusiasmo.

De esta experiencia comunitaria surgió lo que hoy conocemos como la Serenata a la Virgen de Itatí, una tradición que, con más de cincuenta años de historia, sigue viva y se fortalece con el fervor de jóvenes y adultos que mantienen encendida la fe y el espíritu popular de sus orígenes.

Foto de alguna de las primeras "Peñas del Pindó"
Foto de alguna de las primeras «Peñas del Pindó»

La serenata se celebra cada 8 de julio, minutos antes de la medianoche, cuando peregrinos y vecinos se congregan frente a la parroquia para dar inicio al día de la advocación de Nuestra Señora de Itatí. Con cantos y oraciones, la procesión recorre las calles del barrio, llevando la imagen de la Virgen a los hogares de la comunidad. En cada casa visitada se comparten vivencias, reflexiones y momentos de oración, fortaleciendo la fe y la fraternidad.

El recorrido culmina en el templo, donde la Virgen es recibida con alegría y devoción, dando paso a la primera misa de la mañana en honor a la Patrona.

Foto: Beto Enriquez - Primeras Serenatas a la Virgen
Foto: Beto Enriquez – Primeras Serenatas a la Virgen

Hoy sabemos que esta tradición tiene más de 50 años de historia, sostenida por jóvenes y adultos que, con entusiasmo y fervor, continúan acompañando a la Virgen en esta experiencia única, tan profundamente enraizada en las raíces de nuestra parroquia.


Instituto Virgen de Itatí: un sueño nacido del corazón de la Parroquia

A la vera del Río Paraná, en la tierra colorada que abraza la fe de un pueblo, la Parroquia Nuestra Señora de Itatí fue testigo y madre del nacimiento de un proyecto que marcaría para siempre la vida de la comunidad: el Instituto Virgen de Itatí.

Lo que hoy es una institución educativa con más de mil alumnos, comenzó en 1974 como un sueño compartido entre parroquia y vecinos: brindar a los jóvenes y adultos de Posadas una formación integral que uniera fe, cultura y compromiso social.

El 1 de abril de 1974, en las instalaciones de la casa parroquial de Nuestra Señora de Itatí —en la esquina de Comandante Espora y Herrera— abrió sus puertas el Instituto. La comunidad acompañó con entusiasmo el inicio, que fue oficializado ese mismo año por el Consejo General de Educación. El 31 de octubre de 1974, la comunidad celebró el primer acto escolar, orgullosa de ver flamear la bandera de ceremonias donada por la Caja de Ahorro. No era solo un colegio: era la propia parroquia que se extendía más allá del templo, convirtiéndose en escuela de vida.

En 1975 comenzó a gestarse el sueño de tener un edificio propio. La construcción se inició junto al templo parroquial, gracias a subsidios de la provincia, aportes reintegrables del Ministerio de Bienestar Social y, sobre todo, el esfuerzo de la comunidad. Rifas, peñas y actividades solidarias fueron las herramientas con las que familias y feligreses ayudaron a levantar las paredes del colegio.

Un gesto que mostró la unión entre fe y educación fue el importante apoyo recibido de la comunidad alemana de ADVENIA, que se sumó a la misión de hacer realidad la obra.

Desde sus comienzos, la parroquia contó con el apoyo y guía de los sacerdotes jesuitas, quienes asumieron el compromiso de animar este proyecto educativo. El Padre Marino León S.J. fue el primer representante legal del colegio, acompañado por el rector Prof. Osvaldo Porras y la vicerrectora Prof. Hilda Beatriz Cura.

Con la llegada del Padre Joaquín Piña S.J. y del Padre Ramón Moreno S.J., la vida parroquial y la del colegio se entrelazaron aún más. En 1978, los alumnos de la primera promoción, junto con profesores y fieles, dieron vida a la Biblioteca San Ignacio de Loyola, que pasó de 100 a más de 1.000 ejemplares en pocos años.

La lista de jesuitas que marcaron huella es larga: el Padre Francisco Fernández (1982), el Padre José Ignacio Vicentín (1983), el Padre Oscar Carlos Varangot (1990) y tantos otros que, desde la parroquia, sostuvieron la misión de educar desde la fe.

El 19 de marzo de 1995, la comunidad parroquial celebró un logro histórico: el traslado del colegio a su ubicación actual, en las avenidas López Torres y Tierra del Fuego. Lo que había sido una construcción abandonada por una década se transformó, gracias al esfuerzo común, en la casa de estudios más grande del barrio.

El Padre Hugo Salaberry S.J., entonces representante legal, encabezó las gestiones, acompañado siempre por la parroquia y por más de 5.000 firmas que respaldaron el pedido. Fue el signo de una comunidad que supo soñar y trabajar unida por sus hijos.

Desde la mirada de la Parroquia Nuestra Señora de Itatí, el Instituto Virgen de Itatí no es solo una obra educativa: es parte de su misión evangelizadora. Es el fruto de la fe compartida, del servicio generoso y del deseo de formar generaciones de hombres y mujeres conscientes, competentes, compasivos y comprometidos.

Hoy, a más de cincuenta años de aquel inicio en la casa parroquial, la comunidad reconoce que el colegio es más que un lugar de estudios: es un hogar donde se forjan corazones, una extensión viva de la parroquia que sigue acompañando la vida de Posadas con esperanza y compromiso.

 


Durante las décadas siguientes

La Parroquia Virgen de Itatí ha sido, desde sus inicios, un espacio de profunda vida comunitaria, marcado por la presencia de los jesuitas y su compromiso con la educación, la pastoral social y el acompañamiento espiritual de los barrios de Posadas.

Antes de la llegada del P. Hugo Salaberry SJ, la conducción pastoral estuvo en manos del P. José Ignacio Vicentín SJ y, por un breve período, del P. Oscar Antonio Carlos Varangot SJ, popularmente conocido como el “cura de la moto” por su estilo cercano y sencillo de recorrer los barrios en motocicleta.

El P. Hugo Salaberry SJ, actual Obispo de Azul (Provincia de Buenos Aires), se destacó especialmente por su impulso educativo. Su labor como representante legal del Instituto Virgen de Itatí fue fundamental para garantizar la continuidad y desarrollo del colegio parroquial.
En 1995, logró concretar el traslado del establecimiento educativo a su ubicación actual (Av. Tierra del Fuego y Av. López Torres). Esta gestión no fue solo administrativa: contó con un fuerte acompañamiento de la comunidad, que se expresó en más de 5.000 firmas de apoyo. El hecho marcó un hito en la historia parroquial y mostró la capacidad de Salaberry de unir fe y gestión institucional.

Tras su gestión, la parroquia quedó a cargo del P. Miguel Ángel Arais SJ, quien imprimió una fuerte impronta social: Administraba Comedores comunitarios: organizó una red de comedores populares, entre los que se encontraban el “San José” (en el Instituto Virgen de Itatí), los de la Capilla San Isidro Labrador, la Capilla Nuestra Señora de los Dolores (en plena construcción en ese entonces), la Capilla Jesús Nazareno, y un comedor en el Barrio San Lorenzo Mártir (Más adelante, el P. Enrique Rastellini SJ logró adquirir un terreno en ese barrio, donde se levantó la actual Capilla San Lorenzo Mártir.), donde también se celebraban misas en casas de familias. Toda la Logística solidaria era organizada y planeada por el P. Arais que contaba con numerosos colaboradores en los barrios. Las donaciones llegaban desde diversos comercios y benefactores de Posadas. Se recibían carnes, frutas, verduras y legumbres, que se organizaban para garantizar dietas variadas. Incluso se congelaban verduras para extender su uso. En ese entonces la parroquia disponía de una camioneta Isuzu roja de cabina simple, conducida por el Sr. Arturo Boichuk, encargado de retirar las donaciones en la ciudad y coordinar su distribución en los comedores. En ocasiones, el propio P. Arais viajaba hasta la ciudad de Salta (su ciudad natal) para conseguir porotos y legumbres que luego se repartían en la comunidad.

Entre las obras de del Padre Miguel, el «Turco Araís» como le decían con cariño: impulsó la creación de un laboratorio de análisis clínicos que funcionó por un tiempo en la parroquia. Dio inicio a la renovación del altar parroquial, que permanece hasta la actualidad y realizó reformas en la casa parroquial, donde residen los sacerdotes.

El P. Enrique Inocencio Rastellini SJ asumió después del P. Arais y antes del P. Jorge Chichizola. Fue párroco de nuestra comunidad entre 2003 y 2007. Su labor se distinguió por ser un gran promotor de la pastoral carcelaria, llevando el mensaje evangélico a personas privadas de la libertad, tambien pudo continuar con la remodelación del templo parroquial, realizando importantes obras como: el reemplazo del cielorraso del templo, que es el que actualmente se conserva, la reforma de las veredas, y otras mejoras edilicias que dieron mayor dignidad al templo y sus alrededores. Entre las obras realizadas por el P. Enrique, estuvieron las ampliaciones y mejoras en la casa de Ejercicios Espirituales «San Ignacio de Loyola» la cual durante su tiempo como párroco llamaba «Jesús».  Y ayudó a conseguir fondos y gestionar los recursos para comprar el terreno donde actualmente se encuentra establecida la Capilla de San Lorenzo Mártir.

Posteriormente la parroquia quedó bajo la guía del P. Jorge Chichizola SJ, (El ahijado de ordenacion sacerdotal del Papa Francisco) quien ejerció como párroco por más de 12 años. Su servicio abarcó aproximadamente desde 2006 hasta 2018, consolidando los vínculos comunitarios y profundizando la vida pastoral de la parroquia. Entre las anécdotas más recordadas por el Padre Jorge en su paso por nuestra parroquia, era la sorprese de haber sido llamdo en reiteradas ocaciones por Jorge Mario Bergoglio, ya en funciones como «el Papa Francisco».
Su misa de despedida, celebrada el domingo 16 de septiembre de 2018, fue un momento de gran emoción y agradecimiento por parte de toda la comunidad.

 


Presente de la Parroquia

En abril de 2018, el P. Mario Antonio Moreira S.J. tomó posesión como párroco de la comunidad, en una emotiva misa concelebrada junto al Obispo de Posadas Mons. Juan Rubén Martinez y varios sacerdotes invitados. Ese mismo año culminó la misión del P. Jorge Chichizola S.J., quien luego de más de 12 años de servicio pastoral fue destinado al colegio jesuita «El Máximo de San José» en San Miguel, Buenos Aires. La comunidad agradeció profundamente su entrega y legado.

Con el inicio de este nuevo tiempo, comenzaron también importantes obras de restauración y mejoras edilicias. Se renovó la iluminación del templo y salón parroquial, reemplazando antiguos fluorescentes por sistemas LED de bajo consumo, lo que aportó mayor luminosidad y un ahorro energético significativo. Se realizaron arreglos estructurales, reparación de escaleras, revoques y pintura, además de la limpieza del jardín frontal. Todo esto fue posible gracias al esfuerzo mancomunado de los feligreses, que aportaron materiales y mano de obra.

En lo cultural y espiritual, se mantuvieron las celebraciones tradicionales. En julio de 2018 se vivió una inolvidable Serenata a la Virgen de Itatí, con artistas locales y nacionales, entre ellos Joselo de Misiones y el recordado P. Julián Zini, quien ofreció cantos y reflexiones junto a su conjunto Neike Chamigo. Fue la última vez que participó de esta fiesta en la comunidad.

Ese mismo año también se marcó un paso clave en la comunicación parroquial: comenzó a funcionar el sitio web oficial www.parroquiaitati.com.ar, junto con sus canales de YouTube, Facebook e Instagram, lo que permitió acercar la vida parroquial a más personas y fortalecer la evangelización en entornos digitales.

En 2020, con la llegada de la pandemia de COVID-19, la parroquia enfrentó un gran desafío pastoral: mantener viva la fe en medio del aislamiento social. Gracias al compromiso del equipo de comunicación y la ayuda de Gerardo Boichuk y Valeria Davalos, se grabaron y transmitieron en vivo más de 300 misas, que acompañaron diariamente a la comunidad en un tiempo de dolor e incertidumbre. Se organizaron también celebraciones especiales como la Vigilia Virtual de Semana Santa, donde sacerdotes, religiosas, laicos y familias compartieron oración, cantos y reflexiones desde sus hogares a través de Zoom y redes sociales. Las fiestas patronales de julio se celebraron con gran despliegue digital y radial: caravanas vehiculares escoltaron la imagen de la Virgen, mientras que las misas y la tradicional Serenata a la Virgen se realizaron en formato virtual, llegando a más fieles que nunca gracias a la tecnología. Ese mismo año la parroquia sufrió un hecho doloroso: el primer atentado contra la imagen de la Virgen de Itatí ubicada en la ermita del templo. El acontecimiento conmovió al barrio y a toda la diócesis, pero la rápida respuesta solidaria permitió restaurar el espacio de oración y reconstruir la imagen.

En el ámbito social, se continuó con el sostenimiento del merendero comunitario en el Barrio San Lorenzo, que siguió brindando asistencia a las familias más vulnerables gracias a la generosidad de los donantes y voluntarios.

En diciembre de 2021 la parroquia fue sede de un acontecimiento cultural y espiritual significativo: la presentación del libro “Padre Obispo: La utopía heredada”, escrito por Claudio Gustavo Salvador. La obra recoge la vida y misión de Joaquín Piña Batllevell S.J., sacerdote jesuita que fue párroco de Nuestra Señora de Itatí y primer obispo de la Diócesis de Iguazú. La presentación, realizada en el templo parroquial, fue también un acto de memoria agradecida por quienes han servido a la comunidad.

Hoy, la Parroquia Nuestra Señora de Itatí sigue confiada a la Compañía de Jesús bajo el pastoreo del P. Mario A. Moreira S.J. (desde 2018). Su jurisdicción abarca las comunidades de:

  • Capilla Virgen de Caacupé (Barrio Parque Adam).

  • Capilla María Auxiliadora (Barrio Kennedy).

  • Capilla Santa Rosa de Lima (Barrio Santa Rosa).

  • Capilla San Jorge (Barrio San Jorge).

  • Capilla San Juan Evangelista (Barrio San Juan).

  • Capilla San Lorenzo (Barrio San Lorenzo).

  • Capilla San José Obrero (Barrio La Rotonda).

De esta manera, la parroquia continúa siendo un espacio de encuentro, misión y vida comunitaria, manteniendo viva la devoción a la Virgen de Itatí y el espíritu misionero que le dio origen.